martes, 19 de febrero de 2019

Los días.

Los días se van escurriendo
a través del calendario.
Yo los atravieso
como quien cruza
a contracorriente
un rió bravo.
Condena de por vida
ver la vida como lucha continua
¿De que otra manera podría?
¡He nacido mexicano!
condenado, si
pero no cojo ni manco.

Un pedazo de pan
hoy solo he cenado
y de un tequila cristalino
cuatro largos tragos.

Y me pregunto;

¿Dónde esta la dificultad de hacer lo que debo?
¡Yo se que puedo hacerlo!
¿Por qué mi cólera no me deja entenderlo?
¿Es que he nacido árido desierto
de toda estrella y talento?
¿O es que siempre siento que hago mucho
cuando no he hecho ni la mitad del esfuerzo?
¿A que edad te deja la vida sin opciones
de aquello que anhelabas infante
y ahora solo recuerdas borracho?
Si ya se que puedo hacerlo
¿Por qué cuestan tanto los pasos?



Impotencias.

...a la que por cierto nunca le cumplí como hombre...
¿En qué otra cosa podríamos invertir tanto esmero
cuando es esto lo que constituye la mayor de sus libertades?
Definitivamente, hombres no hemos venido a gozar
a esta vida de la vida sexual.
Sed vitalicia
saciada entre encuentros.
Jugando un eterno juego
donde la búsqueda de placer
va frustrando al ser...

Ciudad y noche

Es la ciudad...se mimetiza con las luces
monstruo enorme inmóvil, pero con vida
palpitando en cada rincón
mutua construcción, día a día.

Es la noche...convirtiendo
encendiendo otros sentidos
nos impulsan otros deseos
en la sed de los instintos
la ciudad y las luces
se hunden en nuestros cuerpos.
Transforma celebración de día 
en culto, que en ritual culmina.
Miradas, sonrisas, aromas, alientos...
sudor...

¡Ritual de cuerpos!

¿Hace cuanto nos debíamos esto? 
Jugar el juego; 
el guiño, la risa, las palabras...
La copa y el trago. 
La música y los pasos.
Más guiños, más risas y palabras...
Y marchar hacia el tablero, detrás de las paredes, por debajo de las sabanas
donde incendiamos los corazones toda la noche 
para recoger por la mañana
todo ya en cenizas...
las ropas, los silencios y las vidas...